Una pintura de 400 años de antigüedad, en la que aparece un hombre con barba y al fondo se puede ver una pirámide, llegó a México para ser subastada por Morton Subastas.
La consignante, una mujer de origen alemán y radicada en Múnich, vivió con esta herencia segura de que se trataba de un retrato de Hernán Cortés, conquistador español del territorio ocupado hoy por México. Cuando ella decide ponerla a la venta, busca que sea en América al considerar que el contexto daría mayor interés a una extraordinaria obra como la suya. Presentó un estudio previo de un investigador alemán, que aparentemente le ratificó su sospecha, aunque en el informe entregado a ella existían inconsistencias, como el manejo de la cultura inca como sinónimo de la azteca.