Una experiencia inmersiva en el ámbito artístico es un espacio que permite la sumersión total del espectador, pues necesita de más de un sentido para apreciarla. En algunas ocasiones, el propio espectador es parte de la experiencia u obra. Esto quiere decir que el sonido, la luz, las imágenes y los colores forman un conjunto de estímulos para el público, que también puede percibir algo a través del olfato y el gusto.
Gracias a la tecnología, este tipo de propuestas se han ido sofisticando con el tiempo. La proyección de imágenes, la realidad virtual y la realidad aumentada son soportes que han permitido, incluso, la interacción del arte, la tecnología y el observador.